En 1914, Charles Chaplin es contratado por la factoria de comedia Keystone de Mack Sennett y aunque apenas permaneció un año en el estudio, fue la época más productiva del actor. Conoció los secretos del rodaje de películas, aprendió a trabajar con la velocidad de la keystone, y lo que es mejor, creó un personaje que muy pronto gozaría de la inmortalidad. Chaplin rodó un total de 35 peliculas (de uno y dos rollos) en menos de un año. Con el tiempo iremos observando que su producción se reduce cada vez más, ganando en calidad y minuciosidad, logrando una mezcla de comedia y drama que serian fiel retrato de su personaje.
Aquel estudio californiano, fundado en 1912 por el canadiense de origen irlandés Mack Sennett, fue el lugar de nacimiento de la comedia slapstick, uno de los géneros más exitosos de la era muda. El cine era un oficio, un entretenimiento aún no considerado Arte, que estaba dando sus primeros pasos. Fue una época de comienzos artísticos de asombrosa creatividad. Única. Casi todo estaba por descubrir.
En apenas dos meses el temperamento artístico de Chaplin iba imponiéndose, exigiendo un mayor control tanto en la dirección como en la relevancia de su personaje recién creado: The Tramp (en España conocido como Charlot, el Vagabundo). Las comedias donde le vimos nacer se caracterizan por la improvisación de las escenas cómicas sobre la marcha, recurriendo una y otra vez a los mismos escenarios, situaciones de enredo de falso adulterio, filtreos amorosos acosadores e insolentes, con tramas apenas inexistentes, gags violentos y exagerados y con un policía siempre envuelto en el desorden. Así era el estilo del slapstick en su estado más primitivo. Al igual que Chaplin, los más grandes cómicos pasaron por este estudio: Sterling, Harry Langdon, Roscoe Arbuckle y como no, Mabel Normand.