Arne Sucksdorff (2)

Arne Sucksdorff, camarógrafo y director de cine, considerado un pionero sueco del cine documental. Sucksdorff hizo su debú a comienzo de la década de los cuarenta con un cortometraje, En kluven värld (Un mundo dividido) y en 1948 fue galardonado con un oscar por su filme Människor i stad (Personas en la ciudad). En 1965 filmó Mitt hem är Copacabana (Mi hogar es Copacabana), una dramática y tierna descripción de la vida de los niños de la calle, en Río de Janeiro, Brasil. Las desigualdades sociales fueron, entre otros, temas encarados por el cineasta.

Inicios en el cine
Desde sus comienzos, en 1943, Arne Sucksdorff ha seguido la línea de su primer film a lo largo de trece cortometrajes y dos películas largas, habiendo sido suficiente esta obra, bastante modesta, para situarle entre las grandes personalidades de los realizadores activos de cortometrajes y entre los hombres más esperanzadores del mundo del cine en general.

En Sommersaga representa un género de cine particularísimo de Sucksdorff. Es un film sobre la naturaleza que revela una confidencia íntima con ella y con sus criaturas, con el paisaje, las plantas, los animales. Sucksdorff posee la cualidad y la paciencia extraordinaria capaces de descubrir, mediante la cámara, los secretos de la naturaleza que antes permanecían ocultos para nosotros. No se contenta con describir la naturaleza como es, sino que interpreta las imágenes recogidas por la cámara. Se sirve de sus excelentes tomas para expresar bajo una forma artística su concepto personal de la vida, lo que da a sus films el carácter de únicos.

En Sommersaga es un cuento encantador que narra las despreocupadas aventuras de un zorrito en el bosque durante el verano. Se trata de una serie de episodios de la vida del zorrito, enlazados entre sí por medio de imágenes brillantes de la naturaleza soleada que le rodea. Uno tiene la impresión de que el film ha sido creado por un juego picaresco entre el zorrito y el propio Sucksdorff. Es como una improvisación alegre entre dos amigos cordiales. El film es todo él idílico, sin demasiados problemas. El zorrito es un pillo sin escrúpulos, pero su impudor posee un encanto irresistible que nos hace perdonarle. Sin embargo, la violencia de el zorrito es la primera indicación de la antítesis que llega a ser el tema de todos los films de Sucksdorff. Pues en efecto, no asistimos a una gracia inocente cuando el zorrito se precipita sobre los huevos del somorgujo asustado y los devora con el apetito de un glotón. Es al mismo tiempo la manifestación de la división de la naturaleza y el principio trágico que se encuentra en todas las criaturas: la oposición entre lo idílico y la crueldad, entre la belleza y la fealdad, entre el bien y el mal. Esta antítesis es el tema de todos los films posteriores a En Sommersaga, cuyos antecedentes están en una experiencia fortísima del mal como una realidad. Sucksdorff ha explicado cómo su concepto de la naturaleza y toda su actitud en general ante el mundo cambió después de esta experiencia. «Cuando un día volví a casa -yo tenía entonces diez años- con una presa, un tejón viejo, tenía las manos ensangrentadas y al desollarlo me sentía en un estado de embriaguez. Fue un triunfo sencillo, pues os aseguro que en esta época yo no conocía la maldad. Y entonces algo me ocurrió, algo que probablemente sucede a todo el mundo. Algo desapareció y al mismo tiempo la maldad se me hizo real. La crueldad de la naturaleza se me manifestó, consciente y armada de las fantásticas posibilidades del maleficio refinado del pensamiento. Nada era más fácil que encontrar pretextos morales para casi todo, y las ideas y los valores se confundían y se separaban como nubes. Ahora sé que todo lo que en la naturaleza parece idílico y dulce y tranquilizador, no es más que un reflejo de la esperanza de los hombres en la paz y en la tranquilidad. Yo sé que por todas partes uno encuentra un mundo sin clemencia».

Periodo de madures y consagracion
Esta concepción feroz de la naturaleza, expresada así por Sucksdorff, se manifiesta más claramente en el film En kluven värld (Un mundo roto), 1948 . La rotura es aquí como una herida abierta; no existe aquí nada más que el frío, la noche, la angustia y el dolor. El argumento del film es sencillo: una liebre blanca corre medrosamente en la noche invernal, donde encuentra su destino bajo la forma de un agresivo zorro. Apenas el grito de la víctima ha cesado cuando el zorro sale corriendo, asustado por el búho. Este vela sobre el cadáver de la liebre como un triunfador y al mismo tiempo el armiño espera en su cueva, para disfrutar con los restos y con las huellas de sangre en la nieve. Estos sucesos horribles están contados, sin ningún comentario, en un lenguaje hecho de imágenes traspasadas de una fuerza ofensiva y urgente, que deja al espectador casi paralizado de angustia y de malestar. También es verdad que Sucksdorff ha procurado equilibrar la ferocidad con una aspiración hacia la paz y la armonía, por medio del concierto de Bach, para órgano, que acompaña al film. Esta es la respuesta del hombre a la rotura de la naturaleza.

Sin embargo, los contrastes son demasiado violentos, quedando extremos sin unirse, y por eso En kluven värld no es uno de sus mejores films, aunque sea muy importante para la total comprensión de su producción.

En Gryning (El alba) -1944- Sucksdorff trata un tema análogo, aunque presentado de una manera más clara. Este film hace intervenir al hombre en medio de la naturaleza y es interesante hacer notar que el papel que le ha dado sea el de cazador. El hombre en Gryning es el instrumento de la ferocidad. Una mañana soleada sale de su casa, se le pone a tiro un rogallo y lo mata. Para mostrar su triunfo se pone en el sombrero una pluma del pájaro asesinado. Continúa su camino por el bosque y encuentra una corza. Se dispone a matarla y le apunta con su fusil, pero al darse cuenta de que está preñada la deja escapar. Entonces cambia la pluma por una flor; la paz y la armonía quedan restablecidas, pero sólo después de haberle hecho una herida incurable a la naturaleza.

El cazador se encuentra en el siguiente film de Sucksdorff, Skuggar över snöm (Sombras sobre la nieve) -1945- La perspectiva ha cambiado, sin embargo, y es ahora más inquietante, desde el punto de vista humano. Mientras el cazador de Gryning4 es una especie de soberano hostil, que tiene el poder de ser bueno o malo y escoge ser las dos cosas; el hombre de Skuggar över snöm no es sólo el enemigo, sino a la vez la víctima, es el cazador y la pieza.

El cazador se llama Anund y es un lapón, pequeño y tenaz, que se dedica en la primavera a cazar al oso, dueño y señor de las soledades heladas. Lo persigue día y noche con los esquíes, obstinadamente, sin cansarse. Finalmente consigue tenerlo a tiro una noche clara y fría. De repente su perro se llena de una angustia inexplicable; el pánico del perro se transmite al cazador, que se siente dominado por la angustia del bosque, el terror pánico, y acaba tirando el fusil y huyendo hacia el mundo de los hombres, de donde ha venido. Al alba el oso reina sobre su vasto imperio, las enormes llanuras blancas laponas.

El hombre está colocado aquí, no fuera de la naturaleza, sino en el centro de ella, como una parte de ella, sometido a las mismas condiciones que las otras criaturas. Al parecer la concepción del hombre de Sucksdorff se ha hecho más optimista y más amplia. El desdén por el hombre que está oculto en Gryning es sustituido en Bjornejagten por un sentimiento que sin ser directamente amor a la humanidad representa acaso un sentimiento de solidaridad. Esta solidaridad es un rasgo dominante en el resto de sus films. En ellos se trata siempre de los hombres, sin cortar, sin embargo, la conexión con los films sobre la naturaleza; antes al contrario, pues en los films que tratan de hombres se encuentran aún los temas de los films sobre la naturaleza, aunque en un tono diferente y con variaciones más ricas.

Los seres humanos que interesan en principio a Sucksdorff son los que tienen aún en sí la naturaleza: los niños y los jóvenes, los viejos primitivos, los lapones del norte de Suecia, los gitanos, los pescadores de la costa del oeste sueco y de Estocolmo, los campesinos de Kashmir. Sucksdorff encuentra en ellos la vida llena de contrastes semejantes a la de los animales del bosque.

Este conocimiento de los hombres se manifiesta por primera vez en su film sobre Estocolmo,Människor i stad (Los hombres de la ciudad) -1946-. Él mismo nos dice lo que ha buscado detrás de la belleza fría y triste de la gran ciudad.

«He mirado alrededor de mí en las calles y en los astilleros, para ver si podía encontrar valores nuevos; yo creía, al menos, que buscaba algo completamente nuevo para mí y en realidad buscaba la libertad, que simbolizan los bosques y los campos. Como consecuencia no fue casualidad que mi cámara mirase a los niños, a los jóvenes enamorados y a los hombres, que eran lo suficientemente viejos como para ser niños».

El resultado de estas reflexiones es uno de los films más extraños del arte cinematográfico moderno. El ayuntamiento de Estocolmo deseaba un film de turismo, pero al ver la obra terminada no quiso aceptarla. Como una exposición oficial de Estocolmo, el film no tiene mucho de qué vanagloriarse. Allí no hay ninguna atracción de turismo -apenas se ve el Stadshuset-, ni alabanzas a la actividad social y cultural de la ciudad. El film contiene otros valores. No desea describir la superficie de la ciudad moderna, su objeto es captar lo que para Sucksdorff es «la naturaleza» de la capital. Por esta razón concibe el film como una composición musical hecha de imágenes, de sonidos y de la propia música. Toma muchos temas diferentes, los hace alternarse, volverse a encontrar, perseguirse y finalmente los une en una unidad poética. Los temas son simples y ordinarios: las gaviotas que en plena libertad contemplan el mundo hormigueante de los hombres, el muchacho y la muchacha que se encuentran en un portal al abrigo de la tormenta, los niños que juegan despreocupadamente y van a la aventura en la ciudad, el pescador que vive en sus recuerdos y que encuentra a un joven lleno de ganas de vivir. Detrás de todo esto se siente la gran ciudad como una máquina en marcha, amenazando con aplastar las esperanzas y los sueños del individuo. Las desarmonías se encuentran también aquí, pero están dulcificadas por la simpatía, con la ingenuidad pura de los personajes de quienes se ocupa.
El tono de Människor i Stad está atenuado, casi reprimido, como si los sentimientos debieran buscar escapes para llegar a la luz. Algo completamente distinto ocurre en los dos films posteriores de Sucksdorff.

En Uppbrott (Levantando el campamento) -1948-, describe el levantamiento de un campamento de gitanos en Suecia, durante la primavera. El viejo camión no quiere arrancar en el momento de la partida. Una pelea parece inminente, pero los músicos se reúnen alrededor de la hoguera y todo el mundo baila y canta. Entre los gitanos está la bella Kathitsi, que se pone a bailar; su danza es cada vez más violenta, hasta que se separa de los demás, y como un símbolo de la libertad y de la alegría de vivir continúa bailando a través del bosque, entrando finalmente en la mañana de la primavera. Al fin del baile el motor arranca y la temporada veraniega de los nómadas comienza.

Hallamos también este sentimiento de alegría y de armonía, pero sin el entusiasmo extático de Uppbrott en Vinden och Floden (El viento y el río) , rodado durante una estancia en Kashmir, en 1950. Estamos tentados de emplear la palabra genial para calificar la simplicidad sublime de este film. Como reportaje documental de un país extraño, de grandes problemas sociales y políticos, el film no vale nada, es verdad; pero por otra parte, es un film único, como expresión personal de las experiencias que han impresionado al artista más directa y más seriamente. Cuando Sucksdorff volvió de Kashmir, en la India, el país de los grandes contrastes sociales y religiosos, dijo: «Sentía al llegar allí como si hubiera llegado desde un mundo sucio y agobiante, a un mundo puro y virgen». Y lo que ha pretendido captar en Vinden och Floden es ese sentimiento de paz, de belleza y de armonía. El film describe un viaje en barco por el río Jelum. La cámara sigue al barco en su camino. Con un ritmo majestuoso y calmo, que se desliza de izquierda a derecha en la pantalla, crea una impresión total de algo perfectamente equilibrado. La impresión se refuerza por el hecho de que el ritmo se interrumpe solamente cuando la cámara encuadra a los musulmanes trabajando. Se les ve sobre sus barcas chatas, preparando sus comidas o rezando a Allah. Todo está penetrado de un espíritu equilibrado, que parece como la realización de un sueño ideal. Un conocedor de Kashmir quizá encuentre motivos para atacar este film, pero todas las objeciones contra Vinden och Floden no serán válidas, pues Sucksdorff, lo que ha querido y ha conseguido, es llegar a la expresión perfecta de lo que considera fundamental para él: la nostalgia de la armonía y la reconciliación en la naturaleza y entre el hombre y la naturaleza.

La reconciliación es el nudo temático de la película larga, Det stora Aventyret (La gran aventura) , que le ha acarreado a Sucksdorff una nueva gloria internacional, bien merecida. Se trata de dos muchachos: Anders y Kjelle, que viven durante un invierno en plena naturaleza; sin saberlo las personas mayores, salvan una nutria de las manos de un cazador y en secreto ellos alimentan al animalito, lo cuidan y se hacen grandes amigos de él, todo esto entre grandes dificultades y complicaciones. Al llegar la primavera las fuerzas originarias se revelan en la nutria y se escapa. Vuelve a su mundo; el encuentro del hombre y la naturaleza no duró más que un momento, pero fue una aventura maravillosa. De esta manera la eterna antítesis se encuentra también aquí, aunque se manifieste de un modo menos doloroso y más lleno de madurez que en sus films anteriores. En éstos la antítesis estaba descrita como un juicio trágico, pero en «La gran aventura» la antítesis se acepta no sólo como una servidumbre, sino como un rasgo indispensable al perfil de la vida, como una de las numerosas aportaciones para la gran aventura de la vida. Det stora Aventyret es por eso el film más equilibrado de Sucksdorff y acaso también el más optimista. La película acaba con una gran sonrisa de los dos muchachos, que estaban acongojados por la pérdida de la nutria. La sonrisa es su modo de aceptar definitivamente las condiciones buenas y malas ofrecidas por la vida de las criaturas.

Después de su último film, En Djungelsaga (Una saga de la jungla) , Sucksdorff ha vuelto a la India, el país que le ha encantado durante su visita en el año 50. En Djungelsaga es como Det stora Aventyret, una película larga, en Eastmancolor y Agascope, que es una variante sueca del Cinemascope. Se trata de una nueva aventura poético-documental de las relaciones del hombre y la naturaleza. El film se ha rodado en la parte suroeste de la India Central donde Sucksdorff ha vivido durante unos años con la tribu de Muria, en la región de Bastar. A juzgar por los datos conocidos la película es una nueva variación del tema de Det stora Aventyret. El conflicto «clásico» de Sucksdorff -el choque entre la naturaleza amoral con el hombre moral- aparece con el terror que una pantera siembra entre los habitantes de un pueblo pequeño. Sucksdorff hace que el drama elemental se desarrolle sobre un fondo expositivo de la vida entre los hombres de la aldea y entre los animales de la jungla.

Conclusion
Muchas cuestiones importantes se plantean para los admiradores de Sucksdorff, ante la presentación de En Djungelsaga. ¿Sería una repetición del tema, levemente cambiado, de Det stora Aventyret? ¿O bien la experiencia y el conocimiento de la vida serán nuevos en Sucksdorff, como ocurrió con Det stora Aventyret, comparado con los films anteriores? Sucksdorff, que es nórdico por temperamento, ¿habrá sido capaz de ponerse en contacto con la naturaleza india lo mismo que lo hizo con la naturaleza sueca? ¿Ha podido transmitir la poesía y el drama dinámico de sus films en blanco y negro y de formato normal a la película en color y en pantalla grande? Felizmente pronto tendremos la respuesta a estas preguntas. cervantesvirtual

Director (16 credits)
1965 Mitt hem är Copacabana
1961 Pojken i trädet
1957 En djungelsaga (Documentary)
1953 La gran aventura (Det stora äventyret(
1951 Indisk by (Short documentary)
1949 Shadows on the Snow (Documentary short)
1949 Struggle for Survival (Documentary short)
1948 En kluven värld (Documentary short)
1948 Den drömda dalen - Soria Moria (Documentary short)
1948 Uppbrott (Documentary short)
1947 Människor i stad - En kortfilm från Stockholm (Documentary short)
1947 The Hunter and the Forest (Documentary short)
1944 Gryning
1944 Trut! (Documentary short)
1941 En sommarsaga (Documentary short)
1940 En augustirapsodi (Short)
IMDB

Enlaces completados:
OK Det stora äventyret (Arne Sucksdorff, 1953)
OK Pojken i trädet (Arne Sucksdorff, 1961)

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