To the Devil a Daughter (Peter Skykes, 1976).srt

No conozco las novelas en cuestión, pero parece ser que Wheatley no quedó demasiado contento con los resultados de ninguna de las adaptaciones, pese a que en esas dos últimas estuvo implicado Christopher Lee, amigo del escritor, y que asesoró ambas cintas en materia de ocultismo, pues también es experto en la temática. Todos los rituales que aparecen en ellas, por tanto, son absolutamente exactos con respecto a las prácticas auténticas que realizan los satanistas.

Sumado al descontento de Wheatley, la presente cinta tampoco goza de excesiva fama, siendo la última producción de horror realizada por la Hammer. Pese a todo, a mí me parece una película más que interesante. El asesoramiento referido, imagino, es el que hace que el film destile ese tono de autenticidad, de estar asistiendo casi a un documental dramatizado de hechos reales. El curioso Peter Sykes, director muy de la época, pero subvalorado, confiere al conjunto un tono de otredad gracias al uso de la cámara en mano y el objetivo de gran angular, lo que nos produce la impresión de estar inmersos en una pesadilla. Esta película no ofrece el tono habitual de las producciones clásicas de la Hammer, sino que más bien va en la onda del cine de terror moderno que empezaba a despuntar en la época, semejando una especie de mixtura entre La semilla del diablo (Rosemary’s Baby, 1968), de Roman Polanski, y La profecía (The Omen, 1976) de Richard Donner, tanto desde la perspectiva argumental como de la atmosférica. Quizás ese cambio de texturas fue lo que provocó el desconcierto del público y el rechazo de esta atractiva rara avis.

La historia se desarrolla de un modo paulatino en el cual se nos van ofreciendo pequeñas pistas que van componiendo en su totalidad el mosaico oscurantista y terrible en el cual todo se desenvuelve, con esas pistas diseminadas en medio de una trama cautivante centrada en la telaraña que se extiendo sobre la frágil Catherine. Cabe destacar una idea de planificación muy interesante, cuando, al inicio de la película, mientras el padre Michael Rayner es excomulgado, la cámara nos lo muestra en un encuadre en picado desde uno de los brazos de una gran cruz; escenas más adelante, cuando ya se ha sumado a los practicantes del Mal, lo volvemos a ver desde idéntico encuadre, pero al lado contrario de la cruz.

Otra de las bazas fuertes del film es su magistral reparto, con un casting en verdad excepcional, aunque si hay que destacar a alguien por encima del resto no podemos por menos que destacar a un entregadísimo Christopher Lee como sacerdote maligno y lúbrico, y Denholm Elliott, como el padre desesperado e inclinado a la histeria. La excelente partitura de Paul Glass, por lo demás, con espeluznantes coros satánicos, ayuda también a otorgar un nivel alto a esta más que estimable producción de terror que conviene recuperar urgentemente. (Carlos Díaz Maroto: Pasadizo)